sábado, 16 de noviembre de 2013

Unidad 6 - Los amores de Apolo

Apolo, pese a ser el dios de la belleza masculina, no tuvo siempre suerte en el amor. Veamos algunas de sus relaciones amorosas:
-Apolo y Marpesa: Eveno engendró a Marpesa, a la que, aunque la pretendía Apolo, raptó Idas en un carro alado, regalo de Poseidón. Idas llega a Mesenia, y Apolo, topándose con él allí, le arrebata la doncella. Como ellos luchavan por su mano, Zeus los separó y dejó que Marpesa eligiera con quien quería vivir y compartir en adelante su vida; y ella, temiendo que Apolo la abandonase cuando envejeciera, escogió a Idas como marido.
-Apolo y Corónide: Al haber dejado embarazada a Corónide, Apolo le puso como guardián un cuervo, para que nadie la forzara. Pero con ella yació Isquis. Apolo hirió a Corónide mientras estaba encinta y la mató. Saco a Esculapio del vientre de su madre y lo crió.
-Apolo y la ninfa Cirene: Hipseo tenía una hija llamada Cirene, la cual aborrecía el vaivén de los telares a los que se entregaban el resto de chicas de su edad. En cambio, sí disfrutaba con la caza de animales salvajes en el bosque. Un día, Apolo la encontró luchando, sin armas y sola, contra un terrible león, por lo que se enamoró al instante de ella. A continuación la llevó consigo, la hizo su esposa y la dejó embarazada, cuyo fruto fue un niño llamado Aristeo, al cual su padre lo hizo guardián de sus propios rebaños.
-Apolo y Creúsa: Apolo, después de seducir a Creúsa (hija de Erecteo), la dejó embarazada. Ella abandonó a su hijo a los pies de la acrópolis. Hermes encontró al niño y lo llevó a Delfos y se lo entregó a la pitonisa del oráculo de Apolo para que lo criara; con el paso del tiempo fue nombrado sacristán del templo de Apolo y sirvió a su padre sin que este lo supiera.
-Apolo y Reo: La hija de Estáfilo (hijo de Dioniso), fue Reo, con la que tuvo relaciones Apolo. Al enterarse Estáfilo la metió en un arca y la lanzó al mar. Ésta llegó a Eubea y allí junto a una cueva dio a luz a un niño al que llamo Anio.
-Apolo y Manto: Con Manto tuvo Apolo al adivino Mopso, con quien compitió Calcante en cuestiones de adivinación. Así pues, habiendo una cerda preñada, Mopso preguntó a su rival cuantos lechones llevaba en el vientre y cuándo iba a parir. Ante la respuesta de Calcante: "Ocho lechones", Mopso sonrió y dijo: "Calcante está equivocado respecto a la adivinación correcta y yo, que soy hijo de Apolo, atesoro por completo el arte de la exacta adivinación, y profetizo que lleva en el vientre nueve lechones, y no ocho, que son todos machos y que nacerán sin falta mañana a la sexta hora del día". Como la profecía se cumplió, Calcante murió sumido en una profunda depresión.

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