sábado, 16 de noviembre de 2013

Unidad 5 - Apolo

Apolo era hijo de Zeus y de una titánide llamada Latona, con quien mantuvo una de sus múltiples aventuras amorosas. Era hermano gemelo de Artemis.
El nacimiento de los gemelos fue muy complicado porque Hera, esposa de Zeus, viendo que su esposo le había sido infiel de nuevo, quiso vengarse haciendo que la madre Tierra le prometiese que Latona no podría dar a luz en ningún lugar alumbrado por el Sol.
La pobre Latona, a punto de parir, caminaba sin cesar de un lugar a otro buscando un sitio donde se le permitiese dar a luz. Poseidón, el dios del mar, se apiadó de ella y la llevó a una isla flotante y árida que había en mitad del Mediterráneo; allí levantó una ola gigantesca que cubrió toda la isla con una cúpula de agua, ocultándola de la luz del Sol y Latona pudo alumbrar a sus hijos. Como agradecimiento, a partir de entonces, aquella isla flotante y árida quedo fijada al fondo del mar, fue muy fértil y se llamó Delfos, que significa "la brillante" por haber sido la cuna de Apolo, el dios de la luz.
Los dioses hicieron varios regalos al pequeño dios, pero el que más agradeció Apolo fue el arco y las flechas que le fabricó Hefesto, porque serían su atributo más característico, como lo fueron también de su hermana Artemis.
Con su arco y sus flechas, marchó Apolo a buscar un lugar donde se le rindiera culto. Llegó a una isla donde se alzaba el monte Parnaso, que le pareció un bonito paraje para ser adorado, se quedó allí y construyó un altar. Pero le faltaban hombres para atender el culto, así que, viendo que pasaba por allí un barco de marineros cretenses, se convirtió en delfín, los guió a la costa y los convirtió en sus sacerdotes.
En esta isla Apolo llevó a cabo una gran hazaña: Con su arco y sus flechas divinas dio muerte a una gran serpiente llamada Pitón, que aterrorizaba a los habitantes del lugar y había perseguido a su madre. Para celebrarlo se le consagró a Apolo un oráculo (lugar donde se adivinaba el futuro), que acabaría siendo el famoso Oráculo de Delfos. Con la piel de la serpiente Pitón, Apolo hizo un asiento en el que, a partir de entonces, se sentarían las sacerdotisas del oráculo llamadas Pitias o Pitonisas en honor a la serpiente, para hacer sus profecías. Apolo se convirtió en el dios de los oráculos divinos, con la facultad de conocer ewl porvenir de los mortales y los dioses.
Pero mas que por sus artes adivinatorios, se le conoce por su condición de dios de las artes y, especialmente, de la música. Acompañado siempre por las nueve Musas (que protegían las distintas facetas de las artes), solía celebrar animadas reuniones en el monte Olimpo y también en el monte Parnaso.

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