lunes, 2 de diciembre de 2013

Unidad 8 - Ártemis (Diana)

Hija de Leto (Latona) y hermana gemela de Apolo, al igual que él portaba siempre un arco y unas flechas y era una excelente tiradora. Quizá porque había sido testigo directo de los sufrimientos que el amor de Zeus acarreó a su madre Leto, nunca quiso saber nada de matrimonio ni mantener relación con varones. Se declaró partidaria decidida de la libertad y defendió su radical de independencia de toda pretensión masculina. Su dedicación favorita era correr por los bosques con un séquito de ninfas, cazando, hasta el punto de que muchos la identificaban como diosa de la caza y de los bosques. Su carácter de diosa vengativa e inflexible lo demuestran muchos episodios:
-Ayudó a su hermano Apolo a matar a la serpiente Pitón.
-Níobe: Uno de sus primeros actos fue vengar la ofensa de Níobe, hija de Tántalo, le había hecho a su madre. Níobe se consideraba superior a Leto porque había tenido muchos hijos e hijas; Ártemis decidió castigarla y matar a todas las hijas y su hermano Apolo a todos los hijos de ésta. Igual que Apolo fue identificado con Helio, dios del Sol, se identificó a Ártemis con la diosa de la luna, Selene, y por tanto todas las leyendas que se contaban de Selene pasan a ser propias de Ártemis.
-Endimión: Este es el caso del pastor Endimión, rey de Élide, descendiente de Zeus; Endimión dormía un sueño eterno porque Selene no podía soportar que éste hubiera de morir alguna vez. Ella solía visitarlo por las noches sin ser vista y lo cubría de besos fruto de su amor, se dice que Ártemis tuvo de él cincuenta hijos.
-Ifigenia: Cuando Agamenón tenía reunida en Áulide la flota griega con destino a Troya para vengar el secuestro de Paris y recuperar así a Helena, la ausencia de vientos favorables impedía día tras día la salida del ejército hacia Troya. El adivino Calcante entonces aclaró que Ártemis estaba enfadada porque Agamenón la había ofendido en una ocasión, pues había matado una cierva y había dicho: "¡Ni la propia Ártemis podría haberla matado así!". La diosa exigió el sacrificio de su propia hija Ifigenia. Agamenón tras muchos titubeos y bajo la presión del ejército, deseoso de ir a Troya, atrajo a su hija donde él mismo se encontraba pajo el pretexto de que iba a convertirla en la esposa del valeroso Aquiles.

Unidad 7 - Apolo y Dafne

Orgulloso Apolo de la victoria conseguida sobre la serpiente Pitón, se atrevió a burlarse del dios Eros, el hijo de Afrodita, por llevar arco y flechas siendo tan niño. Estas fueron sus palabras:
Dime, joven afeminado: ¿Qué pretendes hacer con ese arma más propia de mis manos que da las tuyas? Yo sé lanzar las flechas certeras contra las feroces bestias y enemigos. Conténtate con avivar con tus candelas un juego que yo conozco y no pretendas comparar tus victorias con las mías.
Eros, enfurecido, tomó dos flechas, una de oro y otra de plomo. La de oro incitaba el amor, la de plomo incitaba el odio. Con esta última disparó a la ninfa Dafne y con la de oro disparó a Apolo en el corazón. Apolo se inflamó de pasión por Dafne y en cambio ella lo aborreció. En el pasado Dafne había rechazado a muchos amantes potenciales y a cambio había demostrado preferencia por la caza y por explorar los bosques. Su padre, Peneo, le pidió que cortejara matrimonio para que así le diese nietos. Sin embargo, rogó a su padre que la dejase soltera, como la hermana gemela de Apolo, Artemis. A pesar de esto, Peneo le advirtió que era demasiado hermosa como para mantener por siempre lejos a todos sus pretendientes.
Apolo continuamente la persiguió, rogándole que se quedara con él, pero la ninfa siguió huyendo hasta que los dioses intervinieron y ayudaron a que Apolo la alcanzara. En vista de que Apolo la atraparía, Dafne invocó a su padre. De repente, su piel se convirtió en corteza de árbol, su cabello en hojas y sus brazos en ramas. Dejó de correr, ya que sus pies se enraizaron el la tierra. Apolo abrazó las ramas, pero incluso estas se redujeron y contrajeron. Como ya no la podía tomar como esposa, prometió amarla eternamente como su árbol y que sus ramas coronarían las cabezas de los líderes. Apolo empleó sus poderes de eterna juventud e inmortalidad para que sus hojas estén siempre verdes.